[Libro] Allegro ma non troppo

Publicado el 20 de noviembre de 2008 en Libros por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 7 minutos y 38 segundos

El autor de este libro, Carlo Maria Cipolla ha sido un gran historiador del siglo XX. Fue catedrático de historia económica en las universidades de Pavía y Berkeley y ha escrito unos cuantos libros sobre la historia de la economía. El que os comento hoy, en particular, es muy pequeño (que no llega a las 90 páginas) pero tiene un sentido del humor que arranca la sonrisa de principio a fin.

Para empezar, el autor nos define el concepto «humorismo»: consiste en la capacidad de entender, apreciar y expresar lo cómico. Es un don más bien escaso entre los seres humanos. Lo diferencia del facilón, vulgar y prefabricado (alias chiste). Pero ojo, el humorismo no debe suponer una posición hostil, sino una profunda e indulgente simpatía humana. No es humorismo hacer la risa fácil cuando se está en la cabecera de un moribundo, pero sí lo es en el caso de aquel gentil hombre francés al que conducían subiendo las escaleras hacia la guillotina. En aquel momento, tropezó con uno de los escalones y dirigiéndose a los guardianes exclamó: «Dicen que tropezar trae mala suerte». Dice que a aquel hombre se le debería haber perdonado la vida, aunque sólo fuera por aquella salida.

El libro se divide en dos partes. En la primera explica la historia de la pimienta, un potente afrodisíaco, según dice. Vamos, a uno le queda la sensación que la pimienta ha cambiado la historia del mundo. Hasta explica de dónde salen famosos apellidos:

El aumento del consumo de pimienta incrementó el vigor en los hombres que, al verse rodeados de tantas hermosas mujeres guardadas por sus cinturones de castidad, experimentaron un repentino y enorme interés por la elaboración del hierro; muchos se hicieron herreros y casi todos se dedicaron a la producción de llaves. Este hecho tuvo dos importantes consecuencias:

1.- La creciente frecuencia del apellido Smith (“herrero”) en Inglaterra; Schmidt en Alemania; Ferrari, Ferrario, Ferrero o Fabbri en Italia; Favre, Febvre, Lefevre en Francia.

2.- El desarrollo de la metalurgia europea que entró definitivamente en fase de expansión y de self-sustained growth (“crecimiento autosostenido”).

Y ¿qué provocó la Guerra de los Cien Años? Pues el vino:

Los soberanos ingleses, por regla general, se aseguraban de que el buen vino estuviese reservado para su mesa y de que a los invitados se les sirviera el que se había estropeado. Pedro de Blois, escribano de la corte de Enrique II, cuenta que:

He visto servir, incluso a la alta nobleza, un vino tan turbio que se veían obligados a cerrar los ojos, apretar los dientes y, con la boca torcida y gran repugnancia, filtrar y hasta beber aquella porquería.

Y el autor continúa:

En definitiva, para los soberanos ingleses el vino era cosa seria. No debe, pues, sorprendernos que en 1330 surgiera entre el rey de Inglaterra y el rey de Francia una grave disputa por el control de las zonas vinícolas francesas. El infausto resultado de este litigio fue una guerra conocida con el nombre de “Guerra de los Cien Años”, aunque la verdad es que duró 116. El verdadero héroe de esta contienda interminable fue una mujer, Juana de Arco, que luchó valerosamente contra el rey de Inglaterra por conseguir que el vino francés permaneciera bajo control francés en su denominación de origen. La larga guerra arruinó económicamente a ambos países, y supuso también la ruina de muchos viñedos franceses, que fueron devastados por las compañías de mercenarios. Lo cual demuestra, una vez más, la locura de las guerras.

La segunda parte del libro habla de lo que llama «Las leyes fundamentales de la estupidez humana». Dice que los seres humanos poseen el privilegio de tener que cargar con un grupo más poderoso que la Mafia, que el complejo industrial-militar o que la Internacional Comunista. Un grupo no organizado que no se rige por ley alguna, que no tiene jefe. Son los (con perdón) estúpidos.

Y define estúpido aquella persona que causa daño a otra o a un grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí o, incluso, obteniendo un perjuicio.

Explica que en todos los grupos, absolutamente todos, existe una fracción que llama épsilon de personas que son estúpidas. Esta épsilon no depende del estatus social, económico, cultural o cualquier otra característica. Todos los grupos (imagino que también incluiría a los escritores de blogs, así que no me libro; y a los lectores de blogs, así que tampoco vosotros os libráis) contienen esa fracción épsilon de estúpidos.

Para explicar su teoría, traza un gráfico en el que divide el espacio en cuatro partes:

Gráfico 1

El eje de las X mide las ganancias de una persona en cuestión. Pueden ser negativas, nulas o positivas. El eje de las Y mide lo mismo pero de la otra persona (o grupo de personas) con las que la primera está relacionada.

Por ejemplo, las personas inteligentes harán acciones en las que tanto ella misma como con las que tiene relación salgan ganando. Estará situada en la parte I del gráfico. Si hacemos una acción por la que nos enriquecemos pero procurando pérdidas a los otros, actuamos como malvados: estamos en el área que hemos definido como M. Si hacemos una acción que provoca una pérdida nuestra, pero un beneficio hacia la otra persona, hemos actuado como incautos. Estamos en el área delimitada por H. Finalmente, si hacemos una acción cuyo resultado es una pérdida nuestra y para nuestro vecino, entonces hemos actuado como estúpidos. Es el área definida por la letra E.

Ahora bien, fijémonos en el área de los malvados. La que tiene la letra M. El autor explica que existen tres tipos de malvados: los ladrones puros o malvados perfectos, los malvados inteligentes y otros, que no define, pero de los que dice que rozan la estupidez perfecta. Son los Malvados con rasgos de estupidez (zona Me):

Gráfico 2

El malvado perfecto es, por ejemplo, una persona que te roba 1.000 euros. Tú pierdes 1.000 euros y él gana 1.000 euros. Ahora bien, si alguien hace que te rompas una pierna para quitarte 1.000 euros o causa daños en tu automóvil por valor de 2.000, ya vemos que su beneficio es más pequeño que el mal que ha causado. Esos malvados rozan la estupidez y distan mucho de ser malvados perfectos. Son los de la zona Me. No obstante, si algún malvado te causa un daño o es capaz de robarte consiguiendo para sí un beneficio mayor que el daño que te ha causado es un malvado inteligente: zona Mi.

Al preguntarse cómo es posible que haya estúpidos que llegan al poder en la política, lo achaca a los votantes estúpidos (aquella fracción épsilon) que hace el mal a la sociedad a cambio de ningún beneficio. Por ello, explica, la democracia es un instrumento de gran eficacia para mantener a esos estúpidos en el poder.

Dice que una persona inteligente puede entender las acciones de un malvado, ya que actúan con racionalidad: quieren aumentar sus beneficios; pero como no es tan inteligente, causa pérdidas a los demás. Obtiene su «más» causando un «menos» para su prójimo. Vemos que no es justo pero, al menos, se puede prever. No obstante, la acción de un estúpido es totalmente imprevisible. No existe modo racional de prever una acción que causará que tanto él como el prójimo pierda. Dice que, normalmente, estos ataques vienen por sorpresa pero que, aun teniendo conocimiento del ataque, es imposible organizar una defensa racional, pues dicho ataque carece de cualquier estructura racional.

Hay otra curiosa característica: el que es inteligente sabe que es inteligente, el malvado es consciente de que es un malvado, el incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Pero el estúpido… no sabe que es un estúpido.

Afirma que el estúpido es mucho más peligroso que el malvado. Aparecerá en el momento más inesperado para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, te hará perder dinero, buen humor, apetito, productividad, etc.; y todo ello sin remordimientos ni razón. O sea, estúpidamente.

Llegados a este punto, pasa de las conclusiones del tipo «micro» a las del tipo «macro». Por ejemplo, los malvados perfectos hacen transferencias de riqueza, mal hechas, por supuesto, pero en conjunto, la sociedad no ha perdido nada. Si todos los miembros de una sociedad fueran malvados perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres.

Cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. Como provocan pérdidas a otras sin que repercuta en beneficio propio, la sociedad en conjunto se empobrece.

Y atención, que también existen incautos con rasgos de estupidez (zona He) que hacen que sus propias pérdidas sean mayores que los beneficios de los otros. Con estos la sociedad, en conjunto, pierde; al igual que con los malvados con rasgos de estupidez Me.

Finalmente, los que contribuyen a aumentar el bienestar de la sociedad son los incautos dotados con rasgos de inteligencia (Hi) y los malvados con rasgos de inteligencia (Mi).

Sería un grave error creer que el número de estúpidos es más elevado en una sociedad en decadencia que en una sociedad en ascenso. Ambas se ven aquejadas por el mismo porcentaje de estúpidos. La diferencia entre ambas sociedades reside en el hecho de que en la sociedad en declive los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros.

Un país en ascenso tiene también un porcentaje insólitamente alto de individuos inteligentes que procuran tener controlada a la fracción de los estúpidos, y que, al mismo tiempo, producen para ellos mismos y para los otros miembros de la comunidad ganancias suficientes como para que el progreso sea un hecho.

En un país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual; sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos.

De esos libros que se leen en una o dos tardes. Muy divertido. No se sabe si el autor está hablando en serio o en broma. Recomendado para todos los públicos.

Portada del libro

Título: «Allegro ma non troppo»
Autor: Carlo M. Cipolla

Otras opiniones y muchos más textos del libro:
http://tecuentoque.wordpress.com/2008/04/07/allegro-ma-non-troppo
http://maussner.blogspot.com/2006/10/allegro-ma-non-troppo-reloaded.html
http://artesaniaenred.blogspot.com/2005/12/carlo-m-cipolla-estupidez-humana.html
http://www.personal.able.es/cm.perez/estupidezhumana.htm
http://toies.wordpress.com/2007/10/20/la-estupidez-humana-allegro-ma-non-tropo-de-carlo-m-cipolla/
http://www.grijalvo.com/Filosofia/estupidez.htm
http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Cipolla.htm



Hay 33 comentarios a '[Libro] Allegro ma non troppo'

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  1. #1.- Enviado por: alex3.0

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 04:55

    El humor es cosa seria

  2. #2.- Enviado por: Jorge

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 05:53

    Excelente artículo. No sé por qué, pero ya había oído hablar, en algún lado, de esa clasificación de «incautos, estúpidos, inteligentes y malvados». ¿Habrá sido este autor del libro el verdadero autor de esas ideas? ¿O será que, efectivamente, es un autor muy célebre e influyente que yo ni conocía, por mi incultura? Más allá de esto, francamente me parece que este «modelo matemático» (entre comillas) que plantea, puede ser humorístico, pero aún así es sumamente simple, elegante, práctico y realista. Es la mejor definición de esas cuatro palabras que jamás haya oído.
    Omalaled, te has mandado un artículo excelente y de muy buen gusto.

  3. #3.- Enviado por: Oscillator

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 07:11

    Palabras del gran Facundo Cabral (con perdón):
    ¨…mi tío, que además de ser coronel era un tipo estupendo, solo le tenía miedo a los pendejos. Un día le pregunté por qué y me respondió. ¡Porque son muchos! …» 😀
    Como siempre, excelente artículo.

  4. #4.- Enviado por: Marfil

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 08:41

    Los tontos siempre son los demás. 😉

  5. #5.- Enviado por: Proximo

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 10:16

    Cuando habla de los estúpidos (grupo al que tal vez pertenezco porque los estúpidos no saben que lo son), no puedo evitar pensar en «La cena de los idiotas». Por cierto que es una película muy recomendable.

  6. #6.- Enviado por: cnn

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 10:29

    Carlos Cipolla debería de pasar a la historia por sus fantásticas leyes sobre la estupidez humana.

    «Tal como está implícito en la Tercera Ley Fundamental, una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.»

    Genial 😉

  7. #7.- Enviado por: Kaeron

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 10:50

    Primero felicitarte por el blog, me he hecho asiduo lector y fan tuyo.
    Y segundo, no conocía a este autor, muy bueno y «real». Hoy día creo que estamos siendo manejados por varios de esos idiotas, si no no me explico la crisis…

  8. #8.- Enviado por: utresivesi

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 12:28

    Cada día espero que escribas. Cada día.

    Sobre el libro creo que el autor no bromea en ningún momento. Es más, me ha hecho incluso pensar en qué situación me encuentro (algo estúpido debo de ser). Lo cual siempre será un punto de partida para mejorar.

  9. #9.- Enviado por: elpeor

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 12:58

    jajajaja!!
    leí el libro hece ya muchos años, pero todavía recuerdo su teoría de la estupidez, GENIAL!!
    es en broma, pero tiene mas razón que un santo..

  10. #10.- Enviado por: Haplo

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 13:38

    Aun sigo sin entender qué relación hay entre la pimienta, el vino y la teoría de la estupidez humana, a no ser que quiera, a modo de introducción, mostrarnos la cantidad de estúpidos que ha habido a lo largo de la historia 🙂

    Por otro lado, me siento en el punto «0» de esa gráfica, en el origen, sin ganar nada ni procurarle nada a nadie… madre mía que desasosiego más grande xD

  11. #11.- Enviado por: Toro Sentado

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 16:13

    ¿Los altruistas donde caen? ¿Con los incautos?

  12. #12.- Enviado por: Daniel

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 16:52

    !Excelente artículo! Aunque tal vez la teoría de la estupides suena a broma, o la presentan con algo de humor, me pareció en extremo lógica.

    Ahora, los altruistas usualmente tienen recursos (dinero, marteriales o su propio tiempo) que no necesitan, o que desean compartir. Al entregar esa riqueza a otros, estan haciendo una transferencia de valor a otro… ¡pero ellos se sienten felices con eso! Según eso, el que recibe gana, y el altruista gana… por lo que debería caer en la zona «I».

  13. #13.- Enviado por: Sofía

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 16:54

    Encantador, muy genial, siempre seremos algo de eso… bla, bla, bla

  14. #14.- Enviado por: Cesar

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 17:16

    Buenisimo el post Omalaled, me ha encantado lo de los apellidos, (el mio es Ferrari), y me parece logisimo que si las mujeres llevaban cinturon de castidad yo me hubiera dedicado a ser herrero y fabricar llaves, jajajaja.
    Tengo que conseguir ese libro!

  15. #15.- Enviado por: Topi

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 23:07

    Ninguna teoría está completa sin su prueba de fuego experimental, así que propongo buscar ejemplos concretos para cada categoría:
    – Estúpidos: cualquier gamberro urbano.
    – Malvados estúpidos: la mayoría de los políticos.
    – Malvados inteligentes:los que roban a los bancos (?)
    – Malvados a secas: cualquier chorizo (Solitario, Dioni…)
    – Incautos inteligentes: los altruistas, como decían arriba.
    – Incautos estúpidos: la mayoría de todos nosotros.
    – Inteligentes: Artistas, ciertos científicos, Botín (? jajaja).
    Sería mejor si hubiese más nombres propios…

  16. #16.- Enviado por: anonimo

    El día 20 de noviembre de 2008 a las 23:08

    Muy buen artículo, hay que leerse ese libro como sea jeje. Creo que has repetido varias veces la palabra Finalmente.

    Saludos

  17. #17.- Enviado por: antoñito

    El día 21 de noviembre de 2008 a las 00:05

    Hace muchos años leí un libro de Stanislaw Lem en el que se definía perfectamente la estupidez: Se trataba de un señor que por motivos relativistas se «multiplicaba» (se creaban copias de él mismo) y se pasaba el relato peleándose consigo mismo dañándose gravemente.
    Desde entonces siempre he pensado que un estúpido es aquel que no aguantaría a una copia de sí mismo y se autolesionaría.
    Para aquellos interesados se trata de «Diarios de las estrellas: Viajes y memorias». Se trata del único libro del que he comprado 3 ejemplares con la intención de poder regalar 2 en un futuro.

  18. #18.- Enviado por: omalaled

    El día 21 de noviembre de 2008 a las 02:59

    Muchas gracias a todos por los comentarios. Me alegro que os haya gustado. Yo conocí a este autor hace muchos años y fue un profesor quien nos habló de él. Había leído las leyes de la estupidez humana, pero lo de la historia de la pimienta es también para echarse a reír. Y encima… a mí no me gusta la pimienta 🙂

    Salud!

  19. #19.- Enviado por: alex3.0

    El día 22 de noviembre de 2008 a las 09:08

    Un momento.

    Sí un estúpido no sabe que es estúpido entonces, cuando se entera ¿deja de serlo por este simple hecho?, ¿En que se convierte? y ¿Cómo sabe un inteligente que es inteligente?

  20. #20.- Enviado por: Xera

    El día 24 de noviembre de 2008 a las 17:50

    El estupido deja de serlo cuando el lo decide.

    Y el inteligente lo es cuando no se da cuenta de ello (?)

  21. #21.- Enviado por: Konamiman

    El día 28 de noviembre de 2008 a las 18:56

    Estoy de acuerdo con estas definiciones excepto con los «incautos». Por ejemplo, un padre que esté dispuesto a dar su vida por salvar la de su hijo sería el incauto más estúpido; estareis de acuerdo en que esto no es así.

  22. #22.- Enviado por: Marfil

    El día 1 de diciembre de 2008 a las 05:18

    El autor es economista y ello lo lleva a aplicar a grandes rasgos el concepto de «racionalidad» que se tiene en la teoría de la elección racional.
    Más aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Teoría_de_la_elección_racional

    «El actor individual es la unidad de análisis de esta teoría. Se asume que todo individuo se guía por su interés personal, por tanto, todos los individuos son egoístas; y todo individuo tiene la capacidad racional, el tiempo y la independencia emocional necesarias para elegir la mejor línea de conducta, independientemente de la complejidad de la elección que deba tomar.»

    El concepto es realmente útil y su fin es el de dar soporte a una teoría lo más axiomática posible; y ello ha dado sus frutos. Sin embargo es un concepto bastante reducido de «racionalidad», y sucede algo parecido al concepto de «evolución» (no selección natural) que hay en biología, o de «consciencia» (no autoconsciencia) en psicología, que no se parecen demasiado a lo que se entiende por las mismas palabras en el lenguaje común y son de una simplicidad tal que evitan muchos debates filosóficos dentro de la materia y permiten trabajar con una definición bastante amplia, así te vayas a encontrar al final que usando estas definiciones puedes llegar a conclusiones como que una persona completamente egoísta es racional, especies sin cambios morfológicos en eras (celacanto, tortugas, etc) han evolucionado lo mismo que cualquier otra especie, o que un termometro tiene consciencia… (no bromeo).

    Por supuesto cuando se aplican estas teorías un poco en broma se obtienen pues eso, resultados graciosos, como poder hacer una tabla de «tontos, incautos y malvados». No creo que el autor se lo tome tampoco precisamente en serio. 😉

    Llendo un poco más al fondo, y no es por ser tocapelotas, aún cuando he hablado de las ventajas de este concepto de «racionalidad» y lo he intentado colocar como equiparable a las definiciones científicas de consciencia o evolución; existe entre ellas una gran diferencia, nos gusten o no estas definiciones tienen algo que las hace lo más indicadas posibles y es que son parsimonicas, no postulan dualismos, ni homúnculos. Pero en el caso del concepto de «racionalidad» esto no sucede, y la racionalidad económica esconde un homúnculo, que hace que en la práctica cualquier actividad altruista sea egoísta, es decir, cuando una persona hace un acto altruista en realidad lo estaría haciendo por el bien individual que le causa la satisfacción de hacerlo. ¿Lo véis? el beneficio material se ha trasladado al beneficio sicológico que causa realizar el bien a otro Es como si hubiera un ser pequeñin viendo nuestras acciones desde nuestro cerebro, y que pudiera elegir un mal para el individuo, pero que es bueno sicológicamente para él. De ahí no hay absolutamente ninguna restricción lógica para que la cadena de homunculus siga creciendo y ese ser pequeño tenga su propio miniser, y así hasta el infinito.

    En pocas palabras, la teoría de la elección racional depende completamente en una cadena de intencionalidad llena de homúnculos, y el altruismo racional es siempre por un beneficio oculto al individuo.

    Un ejemplo aquí:
    http://pseudopodo.wordpress.com/2007/03/21/el-hombrecillo-que-mira-la-retina/

    La teoría por tanto quita todo valor explicativo a cómo suceden las «decisiónes» porque estas se vuelven a su vez una cadena de decisiones, cada una con pequeño «Decisor racional» hasta el infinito. Jamás se acepta que esa cadena debe tener necesariamente un fin, allí donde la actividad cerebral se reduce a impulsos eléctricos de las neuronas, y que por tanto existen instrucciones carentes de intencionalidad.

    Lo peor es que muchas veces nosotros aceptamos esto para desacreditar ciertos tipos de altruismos, como el de la caridad religiosa (si se hace caridad no es para el bien de los otros, sino por el propio bien sicológicio), y con ello tiramos piedras sobre nuestro propio tejado, ya que cualquier acto desinteresado que hagamos simple y llanamente porque creemos que debe ser hecho, para las demás personas puede ser por nuestro interés sicológico. 😉

    Por cierto, en esta discusión no creo que el mejor ejemplo para el altruismo sea precisamente el de alguna correlación sanguinea; con permiso, pero eso es dejar a «tiro de piedra» la cuestión que cualquier persona haga lo más sencillo que es saltar de la «racionalidad económica» a la «racionalidad biológica» (que encuentra una solución al homunculo, poniendo al ADN como el verdadero agente egoísta, y al individuo como un ser que transporta dicho ADN) en la que lo que realmente importa es la carga genética y que en caso de ser compartida por dos individuos (padres-hijos, hermanos, primos) permite acciones cooperativas con costo individual pero que sin embargo no son en realidad ningún altruismo, sino meramente egoísmo génico maximizando la cantidad de individuos con un porcentaje elevado de cargar los mismo genes. Y aunque esta posición también tenga sus defectos y no es rigurosa; puede traducirse en una versión que si sea rigurosa científicamente, sólo que con razonamientos más largos y matizaciones, y en el fondo tendremos de nuevo lo mismo, el «altruismo» entre seres correlacionados genéticamente es en realidad meramente una estrategia egoísta geneticamente, por supuesto también existiría el «altruismo» propiamente dicho, que no se de en casos de beneficiar la propia carga genética en otros individuos y que también se podría superponer a casos en los que si hay relación cosanguinea; en el caso del ser humano existe un margen de maniobra, pero no nos engañemos no es tan amplio como quisiéramos creer; y cuando estamos apelando a una «lógica» tan aparentemente indiscutible como la de «un padre a salvar la vida de su hijo», en vez de decir la de «una persona que salva la vida de un desconocido», estamos callendo en redondo en un ejemplo de egoismo genético.

    Bueno, eso es todo, disculpad por el ladrillo, yo en verdad venía era a postear una cita (lo juró!, pero no me pude contener en comentar más cosas) que he recordado en microsiervos… En fin, la cita era:

    El problema con el mundo es que los estúpidos están seguros de sí mismos y los inteligentes llenos de dudas.
    – Bertrand Russell

  23. #23.- Enviado por: Marfil

    El día 1 de diciembre de 2008 a las 05:19

    Omalaled, hay un mensaje mío «esperando moderación» porque tenía varios links. 😉

  24. #24.- Enviado por: omalaled

    El día 2 de diciembre de 2008 a las 07:18

    alex 3.0: Si un estúpido se da cuenta que lo es, deja de serlo por definición 🙂
    Xera: yo creo que el inteligente sabe que lo es. Otra cosa es que sea modesto; pero quien lo es lo sabe perfectamente.
    Konamiman: pues no. En ese caso, el padre da más valor a la vida de su hijo que a la suya propia. Pero no es vidas de lo que habla el autor, sino de beneficio económico, bienestar, etc. Algo que sea un poco más medible.
    Marfil: me has hecho pensar que, a veces, cuando eres demasiado racional, llegas a contradicciones que sueles dejar de lado; o llegas, digamos, a intereses enfrentados; los dos buenos, los dos válidos, pero que debes dejar uno en detrimento de otro. Y aquí salen las preferencias. Me haces pensar en von Neumann y su forma de actuar: era demasiado racional. Tanto que daba miedo, ¿no?

    Salud!

  25. #25.- Enviado por: Marfil

    El día 3 de diciembre de 2008 a las 04:41

    Tal vez nuestro mayor problema sea que en su defecto la moral suele ser irracional; por otra parte cuando la analizamos desde teorías económicas como la elección racional (maximización de utilidades), o teorías sociobiológicas (maximización de tu carga genética), notamos precisamente que algo no encaja, pero debido a que las definiciones de «racionalidad» son tan restringidas no sabemos exactamente que es lo que no encaja.

    Aquí podéis leer sobre como la moral suele ser irracional, sin importar la cultura:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Dilema_del_tranvía

    Ahora bien, que la moral suela ser irracional no quiere decir que deba serlo; para mi la moral puede ser plenamente racional, pero no bajo los conceptos de la economía o a la sociobiología en los que se ha reducido el concepto para aplicarlo más fácilmente a ciertas explicaciones. Simplemente entiendo la moral como responsabilidad, es decir la responsabilidad que tienes en estar en un momento y un lugar concretos, conjunto a una información y capacidad de procesarla; y que hace que se desprendan unas acciones validas en esas condiciones.

    El problema tal vez sea que por esa vía se llega muchas veces a una moral, racional, fría y utilitaria a lo von Neumann, en la que es válido sacrificar a una persona si con ello vas a salvar a 5 (el utilitarismo sólo propone esto cuando no se pueden salvar a las 6 personas, es obvio); en la que no importan si tus acciones son directas (matar un hombre con tus manos) o indirectas (hacerlo con un botón) sino simplemente si las puedes llevar al cabo; en la que se tiene en cuenta la información además de las condiciones meramente materiales, es decir, la moral se deduce de que lo que sabes que va a ocurrir sea actuando no haciendo nada, o actuando interfiriendo; en la que se tiene en cuenta las estadísticas; y por último se tienen también en cuenta nuestros «pactos sociales»,

    Todas estas son cosas que no tiene en cuenta la «moralidad común», la moral universal desprendida del experimento del dilema del tranvia, y que revela la cantidad de aspectos irracionales que se mantienen en las decisiones morales. En una situación normal es una moral lo suficientemente buena para no hacer daño a los demás, pero en una situación medianamente compleja es una moral inútil incapaz de adaptarse a la situación de «realizar el mínimo daño» en situaciones en las que el daño no puede ser evitado, y genera el consabido fenómeno de «dilución de la responsabilidad» que permite que se agrande aún más el daño ya que el individuo no lo capta como una consecuencia directa de su acción (por sesgos estadísticos, cognitivos, etc.).

    Yo me quedo con la moral racional de von Neumann, no se puede culpar a una moral racional de dar conclusiones o responsabilidades no «agradables» o «políticamente incorrectas», cuando en realidad se desprenden es del caos que aveces es el mundo, lo que repercute en que «el menor de los daños» aveces sea algo impensable como la destrucción de cientos de personas en un escenario de posible guerra nuclear.

    Precisamente Omalaled, lo que comentas de las contradicciones y oposiciones, es algo que me recuerda una cita de Hegel, «La verdaderas tragedias no resultan del enfrentamiento entre un derecho y una injusticia. Surgen del choque entre dos derechos.»

    Como he dicho la «moral normal» sólo es capaz de enfrentarse a situaciones de simples, donde lo justo es claro, fácil de ver y hacer; sin embargo cuando suceden los enfrentamientos entre derechos, sólo la «moral racional» puede al menos entrar a calcular y valorar en una disyuntiva en la que te ves obligado a elegir para tratar de minimizar los costos. No es que la «moral racional» cree situaciones contradictorias o de intereses enfrentados; sino que la moral racional aparece allí donde la «moral normal» frena de seco en la inacción, la disolución de la responsabilidad, etc., por lo que la «moral racional» se ve obligada simplemente a tomar la «mejor decisión» de un grupo de opciones ya dadas que invariablemente tienen costos.

  26. #26.- Enviado por: paglinares

    El día 11 de diciembre de 2008 a las 03:34

    Hola! Me ha venido a la cabeza un gran libro sobre la estupidez humana. Se llama «Inteligencia fracasada: teoría y práctica de la estupidez», de José Antonio Marina. Creo recordar que hace un repaso de las grandes estupideces humanas a lo largo de la historia y de cómo,a pesar de haberse demostrado actos estúpidos,se han segu. Muy bueno y además yo creo que viene al caso

  27. #27.- Enviado por: paglinares

    El día 11 de diciembre de 2008 a las 03:39

    Perdón, que no he acabado la penúltima frase del anterior post. Decía: «a pesar de haberse demostrado actos estúpidos, se han se han seguido produciendo». Os recomiendo también ese libro. Saludos

  28. #28.- Enviado por: Juan

    El día 11 de diciembre de 2008 a las 15:55

    Esta entrada me ha recordado el libro de F. Nietzsche «Así Habló Zaratustra» en el que, entre otras muchas cosas que se dicen relacionadas con la presente entrada, recuerdo una frase: «contra la estupidez… los propios dioses luchan en vano» que creo define bien lo poderosa que es la estupidez.

  29. #29.- Enviado por: omalaled

    El día 12 de diciembre de 2008 a las 04:02

    Marfil: La verdaderas tragedias no resultan del enfrentamiento entre un derecho y una injusticia. Surgen del choque entre dos derechos.
    Esa es muy buena 🙂
    paglinares: me apunto el libro. Gracias.
    Juan: conocía la frase, pero viene de perlas 🙂

    Salud!

  30. #30.- Enviado por: Marfil

    El día 14 de diciembre de 2008 a las 06:15

    La frase “Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano” (Mit der Dummheit kämpfen Götter selbst vergebens), en realidad es de Friedrich Schiller. Y por como suena diría casi con seguridad que era simplemente un adagio popular germano, en realidad sin ninguna autoría. 😉

  31. #31.- Enviado por: Luz Nava

    El día 9 de febrero de 2009 a las 20:24

    hola

    he buscado el libro y no le he podido encontrar, que trsite si saben donde lo puedo encontrar a qui en Mexico, porfa se los agradeceria mucho.

  32. #32.- Enviado por: omalaled

    El día 11 de febrero de 2009 a las 02:13

    Luz: si te fijas en el panel derecho hay un apartado de «Libros descargables». Allí puedes encontrar un montón en formato electrónico y entre ellos el que buscas. El enlace es este. Espero que disfrutes de su lectura.

    Salud!

  33. #33.- Enviado por: Jp

    El día 15 de octubre de 2010 a las 15:54

    Donde pudiera descargar este libro? intente hacer lo que dice omalaled pero no puedo descargarlo
    alguien pudiera enviarmelo por favor a mi correo, lo quiero leer con ansias. Muchas gracias

    [email protected]

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