La importancia del experimento
El post de hoy es una combinación de uno que escribí hace tiempo para Amazings y otro sacado del mismo blog. Lo importante es que ambos destacan, por encima de todo, que el experimento es crucial. Esa es la diferencia entre ciencia y superchería. Así de sencillo y así de fácil.
Hace poco, leía un artículo en el que había un vídeo de Feynman. En él podíamos leer (o escuchar en inglés):
Si [nuestra teoría] está en desacuerdo con los experimentos es errónea. En ese sencillo enunciado está la clave de la ciencia. No importa lo bonita que sea tu suposición, no importa lo listo que sea quien hizo la suposición, o cómo se llame. Si no concuerda con los experimentos, es errónea. Eso es lo que hay.
Pero el método científico no es aplicable sólo a la ciencia. En mi opinión es un error encasillarlo de esta manera. El método científico debería aplicarse todos los aspectos de la vida. En multitud de ocasiones me encuentro con personas que me hacen preguntas del tipo: ¿No crees que dos personas se pueden comunicar telepáticamente? ¿No crees que una persona mover objetos sin tocarlos? Y un larguísimo etcétera. Cuando contesto que no hay un solo experimento realmente convincente recibo la consabida respuesta: ¿Lo ves? Eres un dogmático. Los científicos sois (me enorgullece que me consideren como tal, aunque no lo suelo decir en esas conversaciones) unos dogmáticos. No crees en nada que no cuadre con tu forma de ver el mundo.
¿Debo creer las cosas sin que me den una sola prueba tangible, válida e irrefutable de su existencia? ¿Es acaso malo, irracional e ilógico no creer en este tipo de cosas? ¿Debo creer sin preguntar? En realidad, la astrología, los OVNIs, la telepatía, los dioses y los ángeles son como el dragón en el garaje de Carl Sagan. Como decía el mismo Sagan, si compro un coche de segunda mano miraré el motor, los frenos, la chapa, las ruedas, llamaré a un amigo mecánico que me verifique que todo está bien, etc. Y lo haré aunque el vendedor me diga una y otra vez que el coche está perfecto. Y si ante algo tan banal como la compra de un coche tomamos tantas precauciones, ¿por qué no debemos tomarlas ante estas afirmaciones, mucho más trascendentales, sin una sola prueba material?
Y es que, en ciencia, quien tiene la última palabra es el experimento. Y si pedir experiencias que corroboren las predicciones es ser dogmático, pues eso debo ser. Esta misma tesis, la de que el experimento es quien manda, nos la ofrece Robert L. Park, en su libro Ciencia o vudú en una bonita y personal historia.
Cuando era un muchacho interesado en la Naturaleza, leí en uno de mis libros que los mapaches siempre lavan su comida antes de comérsela. Mi padre me había dicho lo mismo y, por otra parte, siempre había visto a los mapaches haciendo chasquear su comida junto a un torrente, de modo que no tenía demasiadas razones para dudar.
El libro explicaba que su conducta no consistía realmente en limpiar los alimentos, sino sólo en humedecerlos, debido a que los mapaches carecen de glándulas salivales. Me parecía una explicación razonable, y durante mucho tiempo conservé en mi cabeza aquel fragmento de saber tradicional, que pasó a formar parte de mi propia infancia.
Un verano, sin embargo, durante un periodo de prolongada sequía, una familia de mapaches hambrientos empezó a acercarse a nuestra casa cada día al anochecer en busca de comida. Nos fue imposible no ayudarlos, y empezamos a comprarles galletas de perro, que guardábamos en un cobertizo detrás de la casa. Dado que los pobres mapaches no tenían glándulas salivales, yo solía sacar primero una olla con agua para que pudieran humedecer su comida. Luego, en cuanto abría el cobertizo y sacaba la bolsa de papel con las galletas, se arremolinaban a mi alrededor.
Sin embargo, muy pronto descubrí que, apenas oían el ruido de la bolsa de papel, los mapaches empezaban a salivar: la saliva caía literalmente de sus fauces. ¡Y eso que no tenían glándulas salivales! Después de eso, probé a darles de comer sin la olla de agua. No pareció importarles: comían de todas formas. Si el agua estaba allí, la usaban; si no estaba, se iban derechos a la comida.
Sigo sin saber por qué a los mapaches les gusta mojar sus alimentos en el agua; supongo que los lavan.
La moraleja es que, por muy plausible que parezca una teoría, el experimento tiene siempre la última palabra.
Fuentes:
Robert L. Park, Ciencia o vudú.
http://amazings.es/2011/09/29/el-metodo-cientifico-una-herramienta-maravillosa
El día 3 de octubre de 2011 a las 13:38
Muy buena reflexión, Omalaled. Coincido contigo plenamente. Hasta Jack Skelleton lo sabe:
http://esepuntoazulpalido.blogspot.com/2011/03/jack-lo-sabia.html
Saludos!
Perdón por el autobombo, pero es que esa escena del ‘Pesadilla antes de Navidad’ me encanta 🙂
El día 3 de octubre de 2011 a las 17:05
Buena entrada. La última palabra la tiene siempre la experimentación rigurosa y reproducible. Si nuevos hechos no encajan en la teoría vigente, ésta, si tiene numerosas pruebas experiemntales a su favor, deberá ser ampliada para contemplar la anomalía. La teoría revisada seguirá siendo una buena aproximación en el ámbito donde ha demostrado su éxito (lo que ocurriría con la Relatividad de Einstein si se confirmaran -lo que está por ver- los resultados del reciente experimento de los «adelantados» neutrinos). Como dice Mosterín las revoluciones científicas actuales son, en este sentido, conservadoras.
Tal vez os interese mi última entrada en «El devenir de la ciencia», «La ciencia como proceso y como producto»:
http://devenirdelaciencia.blogspot.com/2011/09/la-ciencia-como-proceso-y-como-producto.html
SALUDOS Y GRACIAS.
El día 4 de octubre de 2011 a las 18:31
¡ Un momento ! Todo el mundo a mi alrededor se comporta como si yo fuera humano pero… ¡a mi me gusta mojar las galletas antes de zampármelas! ¡Y si no hay agua, café, leche, manzanilla o vino disponible en las proximidades me las zampo solas! ¡Como los mapaches! ¿Seré un mapache?
El día 4 de octubre de 2011 a las 20:45
No es cierto que toda la ciencia se base en el experimento.
Por ejemplo, la matemática es una ciencia deductiva que NO se basa en experimentos sino en demostraciones rigurosas.
El día 4 de octubre de 2011 a las 20:59
Que los experimentos son importantes, no cabe duda. Pero mucho conocimiento científico no está basado en experimentos y sus resultados. Darwin realizó muy buenos experimentos para conocer la naturaleza de los tropismos y las hormonas que los generan, pero no logró realizar un solo experimento para poner a prueba alguna de sus teorías sobre la evolución. Y nadie duda que el peso de sus evidencias recolectadas y reconstruidas en la idea de la selección natural sea de una naturaleza diferente al «conocimiento científico». Sucede algo parecido en áreas de la astronomía, la física teórica, la geología o la ecología. El experimento es crucial… cuando es posible hacerlo.
El día 5 de octubre de 2011 a las 23:22
Los «Gedankexperiment» tambien cuentan pues…
El día 11 de octubre de 2011 a las 08:48
hi there
i study the history of science in iran and im so interested in researching about spain history. you know that history of spain and islam are related to them. if you can help me in this field, i think we would have usful refrences to share with each other! by the way, i know spanish so so!!!!
waiting for your message
adios
El día 31 de mayo de 2016 a las 20:13
Estoy completamente de acuerdo con David, el experimento es importante pero no siempre es posible hacerlo, pero este motivo le resta merito y son aceptadas por la comunidad cientifica