Las montañas y su furia
¿Cómo medimos la altura de una montaña? ¿Desde donde está su base o desde el nivel del mar?. Y si su base está bajo el mar a 5.000 metros y sólo hay 3.000 en superficie, ¿cuánto mide la montaña? Es cierto que el Everest es el pico más alto del mundo, pero se apoya en la meseta tibetana, que es la más alta del mundo y que está a 3.700 metros sobre el nivel del mar. El Everest queda como una montaña de 5.230 metros de altura.
Esta montaña debe su nombre a un ingeniero militar británico, George Everest, que pasó gran parte de su vida efectuando mediciones topográficas en Java y en la India desde 1830 hasta 1843. En 1852 descubrió una montaña al norte que superaba en altura a todas las demás, y le pueso el nombre de Everest. Este nombre es más fácil de pronunciar que la denominación que daban los nativos tibetanos a la montaña: Chomolungma (si no me equivoco, es el título del último disco de Alan Parsons).
El primer intento de escalada se produjo en 1922 y al cabo de una generación se perdieron once vidas humanas en diferentes intentos. Pero en 1953 el neocelandés Edmund Percival Hillary y el sherpa Tenzing Norgay lo lograron. Desde entonces hubo otros que también llegaron a la cima.
Pero si consideramos las montañas desde su base, incluido lo que haya bajo el mar, entonces y sin duda, la montaña más alta de la Tierra es la isla de Hawaii. Esta isla es, en realidad una enorme masa montañosa que se apoya en el fondo oceánico a 5.500 metros por debajo del nivel del mar. Si desaparecieran los océanos, no habría ninguna montaña sobre la Tierra que se pudiera comparar con la imponencia majestuosa de Hawaii. Sería la montaña más elevada de la Tierra con 9.767 metros.
La montaña termina en 4 picos. Los dos más elevados son, por este orden, el Mauna Kea y el Mauna Loa.
Mauna Loa quiere decir montaña larga, nombre bastante adecuado ya que de punta a punta tiene 120 km de ancho. Mauna Kea significa montaña blanca debido a que su cumbre suele estar cubierta por la nieve. Dicha nieve indica que Mauna Kea es un volcán extinguido. Allí podemos encontrar una de las mayores concentraciones de telescopios del mundo. Mauna Loa permanece activo y en las proximidades de su cráter central se encuentra el Kilauea, que es el cráter volcánico más grande del mundo, con un área de 10 km cuadrados (tiene más de 3 km de diámetro).
Kilauea no destaca por sus erupciones espectaculares. Más bien parece estar hirviendo, siempre a fuego lento, y en el interior hay un lago de rocas fundidas en ebullición que a veces sube y se derrama por los bordes. En algunas ocasiones el flujo de lava es caudaloso y prolongado, y en el año 1935 llegó a amenazar la ciudad de Hilo, que es la mayor de la isla.
Los aborígenes hawaianos creían que en la abertura de Kilauea vivía Pelé, la diosa del fuego, cosa que no carecería de sentido si aceptáramos la existencia de seres divinos. Pero aquí surge una coincidencia peculiar. La diosa hawaiana del fuego es Pelé y resulta que en la isla Martinica hay una montaña llamada Pelée. A pesar de las apariencias, los nombres no tienen nada en común, pues «Montagne Pelée» simplemente quiere decir «Monte Pelado» en francés y se debe a que su cumbre carece de vegetación.
Pero este nombre fue funesto, porque la montaña resultó ser un volcán, y esa es la razón por la que la cumbre está desnuda. Nadie la tomó muy en serio como volcán, ya que dos erupciones menores en 1792 y en 1851 no fueron nada impresionantes. Pero de pronto, el 8 de mayo de 1902, la montaña explotó. Una avalancha de lava se precipitó por las laderas sobre la ciudad de Saint Pierre, entonces capital de la Martinica. Hasta ese momento, era una ciudad de 30.000 habitantes. Instantes después fue un cementerio de 30.000 cadáveres. Sólamente sobrevivieron dos personas. Hoy día viven 426.000 habitantes. ¿Os imaginais qué puede pasar si la historia se repite?
Fuente::
«De los números y su historia», Isaac Asimov
http://es.wikipedia.org/wiki/Hawaii
http://es.wikipedia.org/wiki/Martinica