Dos tercios de Nobel

Publicado el 14 de junio de 2007 en Historias de la ciencia por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 4 minutos y 53 segundos

En cierta ocasión, estaba hablando un periodista con un recién laureado y feliz Premio Nobel de Física. No conozco los derroteros exactos por los que iría la conversación, pero el periodista parece que le quiso poner a prueba:
 
– Sí, usted tiene un Premio Nobel, pero John Bardeen tiene dos.
– ¡No! – respondió – ¡yo tengo uno! … el tiene dos tercios.
 
Aunque seguro que ya lo habréis adivinado, esta broma sólo se entiende si se sabe que quien hablaba había recibido el premio en solitario mientras que John Bardeen lo compartió las dos veces que lo recibió con otras dos personas. Un tercio la primera vez y un tercio la segunda. Pues bien, sobre el hombre que tiene dos tercios de Nobel os hablaré en nuestra historia de hoy.
 
Es uno de aquellos ejemplos en que uno se plantea si la inteligencia es cuestión de genética: su padre fue fundador y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wisconsin. El pequeño John creció, se hizo ingeniero eléctrico y fue aceptado en Princeton donde obtuvo su doctorado en 1936. Sus intereses como físico fueron múltiples: desde partículas elementales hasta astrofísica y bajas temperaturas. Depende de como se mire, fue un ingeniero con fuerte formación en física o un físico con fuerte formación de ingeniero. Fue consultor de la Xerox y también trabajó para la General Electric Corporation. En la Universidad de Illinois hizo de profesor de Ingeniería Eléctrica y también de profesor de Física.
 
Era un hombre tranquilo, grande, sereno, de formas elegantes. Sus estudiantes le llamaban «John el Susurrante».
 
En 1939, William Shockley había estado estudiando una nueva forma de amplificación que no fueran las válvulas termoiónicas. Había ciertos materiales a los que cuando se añadían ciertas impurezas a su red cristalina tenían un curioso comportamiento. Si lo que se añadía eran átomos con electrones sobrantes, esos electrones se iban al electrodo positivo (pero no el negativo); y si se añadían átomos con deficiencia de electrones, se formaban «agujeros» donde debía estar el electrón, y esos agujeros se comportaban como cargas positivas (matemáticamente, es lo mismo eliminar una carga negativa que añadir una positiva), que iban al electrodo negativo (pero no el positivo).
 
Fuera cual fuera la impureza, la corriente iba siempre en el mismo sentido. Un invento así podía funcionar como rectificador, pero podía servir también para amplificar una corriente. En suma, lo que las válvulas termoiónicas podían hacer. A ese invento se le llamó transistor. Intentando producir uno de ellos junto a Walter Brattain, un investigador veterano de Laboratorios Bell, utilizaron óxido de cobre, pero no tuvieron éxito. Fue John Bardeen quien logró descifrar el enigma, y en 1947 logró construir junto con Brattain el primer amplificador funcional utilizando germanio. Bardeen fue, además, el que hizo el análisis teórico y sus teorías fueron fundamentales para obtener los transistores. La primera aplicación de los mismos se hizo en los aparatitos para la sordera.
 
Shockley decía que, como la idea original había sido suya, él y sólo él merecía todo el crédito. Se lo dijo a Bardeen y a Brattain por separado. Bardeen se enojó muchísimo mientras que Brattain le dijo: ¡Demonios, Shockley, en esto hay suficiente gloria para todos!
 
El día del descubrimiento, en 1948, Bardeen llegó de su trabajo, aparcó el coche y entró en casa donde su mujer estaba preparando la cena. Hombre de pocas palabras le dijo: «Hoy hemos descubierto algo». En una mañana de 1956, mientras se preparaba unos huevos revueltos para desayunar, oyó por la radio que le habían concedido el Nobel junto a Shockley y Brattain.
 
Pasado el premio, el compañerismo del grupo fue a menos. Shockley negó a Bardeen libertad para seguir sus propias inclinaciones, entre otras cosas, porque tenía cierta tirria a su inteligencia. Nuestro hombre abandonó los laboratorios Bell y se fue a la Universidad de Illinois.
 
Cambiamos de tema. Los superconductores fueron descritos por vez primera por el físico holandés Kamerlingh Onnes (el primer hombre que licuó el helio) en 1911. Congeló mercurio en un vaso Dewar que contenía helio líquido. Hizo pasar a través del mercurio una corriente eléctrica mientras observaba las agujas de los instrumentos de medición que indicaban cómo la resistencia disminuía gradualmente a medida que bajaba la temperatura. Así se mantuvo hasta llegar a 4,12°K (¡unos 269ºC bajo cero!). De golpe, la resistencia bajó a cero.
 
Kamerlingh Onnes no se lo creía y repitió el experimento. Para aumentar la resistencia de un cable, a grandes rasgos, hay que hacerlo más fino y largo, así que hizo un hilo de mercurio de espesor menor que el pelo humano y de 20 cm de longitud. Al medir la resistencia a esas temperaturas también cayó a cero. En palabras llanas: el mercurio a una temperatura próxima a cero absoluto se había convertido en superconductor.
 
Más de medio siglo después, Bardeen y dos estudiantes, Leon Cooper y John Robert Schrieffer, dieron una explicación que llegó a ser conocida más tarde como Teoría BCS. Hombre de pocas palabras, un día paró a un colega llamado Charles Slichter. Este último, esperaba que Bardeen le hablara, pero se quedó allí, de pie. Por fin, habló: «Bueno, creo que hemos explicado la superconductividad».
 
Esto les valió el Nobel a los tres el año 1972. Hay una simpática anécdota el día que recibió su segundo Premio Nobel. El anuncio oficial de la academia sueca llegó en la madrugada a EEUU por la diferencia de horario. Como muchísimos periodistas querían entrevistar al hombre de los dos Premios Nobel, se organizó una conferencia de prensa temprano en la universidad. Cuando fue a sacar su coche para dirigirse al campus, no funcionó el circuito que debía abrir la puerta del garaje, por lo que debió ir en otro transporte llegando con retraso. Más tarde se supo que el mecanismo no había funcionado porque un transistor se había estropeado: el mismo elemento que le había valido su primer Premio Nobel 16 años antes, le hizo llegar tarde.
 
La única razón que forzó a dejar de investigar a Bardeen fue su muerte en Boston, Massachusetts, en 1991. En la Universidad de Illinois tienen una placa conmemorativa.
 
Pero Bardeen tenía también tenía otra pasión: el golf. Su colega Slichter nos explicaba que su compañero de golf de toda la vida en el club le preguntó un día:
 
– Oye, John, hace tiempo que quería preguntarte: ¿a qué te dedicas?
 
Slichter reflexionaba: ¿Podéis imaginar eso? Creo que si yo hubiera ganado dos premios Nobel como había hecho John, me las hubiera arreglado para sacarlo en algún momento de cualquier conversación.
 
Así era Bardeen: el hombre de los dos tercios de Nobel.
 
Fuentes:
«Enciclopedia Biográfica de Ciencia y Tecnología (Tomo IV)», Isaac Asimov
«Inventos de un siglo que cambiaron el mundo», Stephen Van Dulken
«Eurekas y Euforias», Walter Gratzer
http://www.profisica.cl/personajedelmes/biografias.php?id=2
http://etsiit.ugr.es/alumnos/mlii/Shockley.htm
http://www.geocities.com/tresmileniosdeliman/tema13.html



Hay 16 comentarios a 'Dos tercios de Nobel'

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  1. #1.- Enviado por: Hairanakh

    El día 14 de junio de 2007 a las 10:43

    Lo más curioso es que la mayor parte del crédito del descubrimiento del transistor se lo llevó Shockley (la ecuación de Shockley es la que describe funcionalmente la relación tensión-corriente en un diodo, y es la que se estudia en ingeniería). Y la de la superconductividad se la llevó Cooper (los pares de Cooper son los pares de electrones que forman la base de la teoría BCS).

  2. #2.- Enviado por: hell

    El día 14 de junio de 2007 a las 11:29

    Por suerte algunas personas han sido educadas para buscar el conocimiento, y no el reconocimiento.

  3. #3.- Enviado por: Ibn Luanda

    El día 14 de junio de 2007 a las 15:00

    Buen post. 😉

    En esta página dan una versión más «malévola» del descubrimiento de la superconductividad:

    http://www.arrakis.es/~cris/supercon.htm

  4. #4.- Enviado por: proximo

    El día 14 de junio de 2007 a las 16:14

    Me encanta la pregunta de:
    – Oye, John, hace tiempo que quería preguntarte: ¿a qué te dedicas?

    Un poco como Chaendler 😀

  5. #5.- Enviado por: alvarhillo

    El día 14 de junio de 2007 a las 23:00

    Y seguramente Bardeen le contestaría,»Oh, doy clases en la universidad», o algo por el estilo.
    Genial.

  6. #6.- Enviado por: omalaled

    El día 14 de junio de 2007 a las 23:18

    Hairanakh: me sorprendes gratamente viendo que sabes lo de los pares de Cooper 🙂 Pero es verdad, muchas veces el trabajo es de un equipo, pero los humanos somos así: sólo conocemos a uno. Una pena.

    hell: totalmente de acuerdo.

    Ibn luanda: he leído el enlace que me pasas. Interesantísmo. Me quedo con la frase ¿Necesita usted un campo magnético inmenso?: no lo dude, ponga un superconductor en su vida.

    proxmio y alvarhillo: hay que ser muy pero que muy sencillo y humilde para no soltarlo ni entre tus amigos de toda la vida …

    Salud!

  7. #7.- Enviado por: panta

    El día 14 de junio de 2007 a las 23:33

    Es una lástima lo poco que uno aprende sobre historia de la ciencia en las carreras de ciencias.
    Estoy de acuerdo con Hairanakh, al final los dos descubrimientos han quedado asociados a otros nombres.
    Saludos.

  8. #8.- Enviado por: pseudópodo

    El día 15 de junio de 2007 a las 09:55

    Por desgracia, eso de que el crédito se lo lleve otro no es tan raro. Es bastante normal que la «ley de X» la descubriera en realidad Y, con la ayuda de Z, a la vez que W (que trabajó por su cuenta en Rusia).

    Aquí unos cuantos ejemplos. Hay incluso una «ley» de la historia de la ciencia que dice que eso es lo que pasa siempre. No he podido encontrar el nombre de la ley, pero es igual, porque de ser cierta, el crédito debería ser para otra persona. 🙂

  9. #9.- Enviado por: Hairanakh

    El día 15 de junio de 2007 a las 10:24

    En segundo de carrera tuve una optativa de «ampliación de física» y un compañero y yo hicimos un trabajo (bastante apañado, por cierto) sobre superconductores. De hecho, compramos a una empresa checa un pequeño demostrador con un superconductor a altas temperaturas y un pequeño imán, e hicimos una demostración de levitación magnética 🙂 (enfriando con nitrógeno líquido, que de por sí da bastante juego para hacer experimentos divertidos).

    La verdad es que la teoría BCS es bastante bonita y se entiende muy bien incluso de forma cuantitativa (aunque casi no me acuerdo de nada…). Por supuesto, ni idea de los detalles, que es donde está la enjundia de todas estas cosas.

    ¡Salud!

  10. #10.- Enviado por: Miski

    El día 16 de junio de 2007 a las 07:42

    Jejejjeje y ¿no le tocará éste nada a nuestro Juan Bardem?.
    Bueno, a esta hora de la mañana ya hemos estado aprendiendo…
    Un saludo.

  11. #11.- Enviado por: omalaled

    El día 16 de junio de 2007 a las 10:46

    panta: esto es extrapolable a todo. Somos así. Seguro que te acuerdas de los 5 Tours que gano Induráin, pero ¿te acuerdas quién quedó segundo en ellos?. Soloemos asociar los descubrimientos a una persona sola, cuando a lo mejor todo ha sido un gran trabajo de equipo.

    psudópodo: ese link es buenísimo. Ya me he apuntado los libros que citan 🙂

    hairanakh: pues … ¡está muy bien!

    Miski: je je je Nuestro Barden … igualito, oye. Quién sabe aver si podemos publicar cosas de su vida 🙂

    Salud!

  12. #12.- Enviado por: Proximo

    El día 23 de junio de 2007 a las 22:39

    ¿Qué le dice un superconductor a otro?

    Brrrrrr… que frio!!! ya no resisto más!!

    😉

  13. #13.- Enviado por: omalaled

    El día 24 de junio de 2007 a las 00:07

    Pero ¡qué maloooooo! 🙂

    Salud!

  14. #14.- Enviado por: Nachop

    El día 8 de julio de 2007 a las 10:06

    En el post ese de los superconductores hay un fallito, los -109ºC no se alcanzan con refigeradores de aire industriales, ya que el límite de estos es -47ºC. Para temperaturas más bajas ya tienes que ir al nitrogeno liquido y demás. Y más a partir de la prohibición del freón R-12.

  15. #15.- Enviado por: omalaled

    El día 8 de julio de 2007 a las 10:36

    Nachop: perdona, ¿dónde se cita eso exactamente?

    Salud!

  16. #16.- Enviado por: Nachop

    El día 8 de julio de 2007 a las 18:34

    En http://www.arrakis.es/~cris/supercon.htm En el capitulo «un fenómeno del siglo XX» último parrafo. Abrazos
    Ya se que no era tu articulo pero para la segunda vez que puedo meter baza con seguridad absoluta…

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