¿Quién sabe hacer una galleta?
Muchas veces me lo he planteado y lo he oído a otras personas: si me dejaran en la selva, seguramente moriría al cabo de poco tiempo. ¿Significa eso que no soy tan listo o tan inteligente? Aunque una persona fuera Premio Nobel, seguro que esa pregunta también podría se la podría plantear. Este texto está extraído y traducido del libro Economia en colors, del economista Xavier Sala-i-Martin (hay versión en castellano Economía en colores) y da un buen punto de vista a este tema. Creo, además, que es extrapolable a otros ámbitos como nuestras profesiones, así como una buena respuesta para dar en una entrevista de trabajo si os dicen que estáis demasiado especializados. Os dejo en sus manos.
Si lo pensamos bien, ¡la respuesta es que nadie! No hay nadie en el mundo que sepa hacer una galleta. ¡No! No penséis que es un chiste o que me he vuelto loco. Lo digo muy seriamente: no hay nadie que sepa hacer una gallea. Si le damos los ingredientes (la harina, los huevos, la leche, el azúcar, el horno y el resto de lo que hace falta para hacer una galleta), la cocinera será capaz de hacer galletas. Es cierto.
Pero le hemos de dar los ingredientes. Porque la cocinera no sabe cómo hacer la harina, cómo hacer crecer el trigo que se utiliza para hacer la harina, cómo cultivar la caña o la remolacha que genera el azúcar, o cómo criar las gallinas que dan los huevos o las vacas que dan la leche. Tampoco sabe cómo hacer el horno a partir del acero, el aluminio, la goma, el vidrio o el plástico, ni cómo fundir el hierro que se utiliza para fabricar el acero, ni cómo extraer el aluminio de la bauxita, ni cómo extraer el petróleo necesario para hacer los plásticos o las gomas que hay en el horno. Insisto: no hay nadie en el mundo que sea capaz de hacer una cosa tan simple como una galleta.
A pesar de que no haya nadie en el mundo que pueda hacer una galleta, ¡entre todos sí la podemos hacer! Y es que cada uno de nosotros sabemos hacer una pequeña parte de todo lo que producimos. Nadie lo sabe todo, pero entre todos sí sabemos hacerlo todo. La grandeza del ingenio humano es que hemos llegado a saber tantas cosas, nuestro conocimiento es tan grande, que no hay nadie que sea capaz de tener toda esta información en el cerebro.
Para guardar toda esta sabiduría hemos creado una especie de cerebro colectivo de toda la humanidad. Un cerebro que crece cada vez que alguien tiene una nueva idea. Cada uno de nosotros somos una pequeña neurona de esta enorme máquina de la cual sólo hemos de conocer una pequeña parte. Gracias al cerebro colectivo, somos capaces de hacer cosas que ni siquiera entendemos. La cocinera puede cocinar las galletas sin tener ni idea de cómo se crían las vacas o cómo se hace un horno. Todos podemos ir a Internet sin saber cómo funciona un ordenador o saber lo que es un microchip.
Lo que es importante para cada uno de nosotros no es que seamos capaces de aprender todo lo que se sabe. Lo que cuenta es que seamos capaces de tener pequeñas ideas y estar conectados con los otros nodos de esta gran red de conocimientos que es la gran casa de las ideas.
Xavier Sala-i-Martin. Foto: World Economic Forum
Xavier Sala-i-Martin, Economia en colors.
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