Mayo y el efecto Hawthorne
Esta es una de aquellas historias que no sé si clasificar de instructivas, graciosas o curiosas. No pertenece a la física o la química (como es habitual), sino a la psicología o quizás sociología. Es de aquellas que si no la sabes vas totalmente perdido, pero cuando te dicen la respuesta te preguntas cómo no habías caído tú mismo. Vamos a por ella.
Seguro que en vuestro trabajo os habréis encontrado las mil y una técnicas para sacaros mayor productividad. Hoy hablaremos de uno de esos estudios que se hicieron para poder ver si existía algún aspecto controlable del trabajo que tuviera relación con la productividad o rendimiento del trabajador.
Uno de los pioneros más destacados de estos estudios es nuestro héroe de hoy: el psicólogo australiano George Elton Mayo (1880-1949). Enseñó lógica, filosofía y ética hasta que llegó a los Estados Unidos y empezó a realizar investigaciones industriales en 1922. Estudió el efecto de descansos en la productividad del trabajador en varias firmas del ramo textil. Introdujo pausas regulares a los trabajadores que hacían girar los molinos de algodón y observó mejoras en la productividad. Esos descansos no fueron aceptados por los superiores que en ausencia de Mayo volvían a las andadas teniendo como resultado una caída de la productividad. Esto ponía de manifiesto la efectividad de las acciones introducidas por él.
Hasta la fecha los estudios se habían centrado en las relaciones mecánicas de la empresa. Las relaciones sociales nunca se habían estudiado. Escribió tres libros sobre problemas humanos, sociales y políticos de una civilización industrial. Los problemas políticos, particularmente, podrían ser funcionarios corruptos y las regulaciones con las que debe de conformarse la industria. En esos libros se manifiesta su creencia en que si se tratara al trabajador con respeto y se intentaran resolver sus necesidades, los efectos serían beneficiosos tanto para el trabajador como para la gerencia. Dijo que los trabajadores actuaban según los sentimientos y la emociones.
Pero lo más curioso sucedió en 1924. Unos ingenieros industriales en la planta Hawthorne Works de la Western Electric Co., ubicada en Cicero, Illinois, diseñaron unos experimentos para saber, por ejemplo, qué efectos causa en la producción un aumento de luminosidad así como ¿Influye la temperatura? ¿y la humedad? ¿qué sucede al fijar periodos de descanso? ¿y si damos facilidades o aumentamos el sueldo?.
Con las trabajadoras que allí tenían formaron un grupo experimental y otro de control. El grupo experimental fue expuesto a diferentes intensidades de iluminación, mientras que el de control trabajaba bajo una intensidad fija. Los ingenieros esperaban que la producción individual estuviera directamente relacionada con la intensidad de la luz.
Pero los resultados fueron sorprendentes: aumentando la intensidad de la luz en el grupo experimental se vio que la producción aumentaba en ambos grupos. Aumentaron todavía más la intensidad con idénticos resultados. Más tarde, empezaron a bajar la intensidad y vieron que la producción todavía aumentaba más y también en ambos grupos. Las conclusiones de los ingenieros fueron que el nivel de iluminación no estaba relacionado en forma directa con la productividad de las empleadas pero no pudieron explicar los resultados obtenidos.
Se introdujeron entonces otros cambios (periodos de descanso, almuerzos gratis, jornada laboral más corta) y la producción aumentó al introducir cada uno de ellos. Pero el resultado más sorprendente se vio cuando se eliminaron todas las mejorías: la producción siguió creciendo! Llegaron a la conclusión de que los aspectos físicos del ambiente tenían menos importancia de la que se les había atribuido.
Todo el mundo estaba sorprendido, tanto investigadores como gerentes de la planta. ¿Qué podía suceder?.
La respuesta la dio Mayo: las trabajadoras no reaccionaban a los cambios en la iluminación, ni de ningún otro tipo, sino que estaban reaccionando ante el hecho de que alguien les estaba prestando atención.
Debido al lugar donde se hicieron los experimentos citados, el fenómeno anterior recibió el nombre de efecto Hawthorne.
Fuentes:
http://100cia.com/divulgacion/el_efecto_hawthorne_105.html
http://www.adelaflor.net/textos/experimento-hawthorne.htm
http://www.sht.com.ar/archivo/temas/informales.htm
http://www.monografias.com/trabajos/evoteoadmin/evoteoadmin.shtml
El día 13 de octubre de 2005 a las 12:26
Ya saben los empresarios lo que tienen que hacer para aumentar la producción: contratar regularmente a psicólogos o actores para que simulen experimentar con sus trabajadores. 🙂
El día 13 de octubre de 2005 a las 12:44
Reconozco que estas historias de psicología aplicadas a personas son bastante complejas.
El día 13 de octubre de 2005 a las 17:06
Yo, de esto, saco una conclusión que podríamos llamar secundaria, y es que los ingenieros de Hawthorne que prepararon los experimentos no eran bueos investigadores, pues cuando estaba leyendo la historia estaba dando por supuesto que las empleadas no sabían que estaban siendo estudiadas, el hecho de que el estudiado sepa que lo es invalida completamente los resultado pues éste puede hacerlos variar intencionadamente.
No soy psicólogo ni sociólogo pero, de cualquier manera, ¿no es posible que el aumento de productividad, más que con el hecho de que se les prestase atención, estubiese relacionado con el hecho de pensar que la comparación de su grupo con el otro podría suponer el despido del personal del grupo menos productivo?
El día 13 de octubre de 2005 a las 17:15
Hola, AntonioT.
No creo que aquellos ingenieros no fueran buenos investigadores, lo que pasa es que ese detalle de poner como variable si sabían las empleadas que estaban siendo estudiadas no se le había ocurrido antes a nadie. Fue precisamente Mayo quien advirtió el detalle.
Y lo que comentas en el segundo párrafo también es perfectamente posible.
Es de aquellas cosas que hoy parecen evidentes pero que en su día no lo fueron.
Saludos
El día 13 de octubre de 2005 a las 19:16
A lo mejor es que ya estoy acostumbrado a este sistema en que te hacen contratos basura y te despiden a la primera de cambio y no puedo evitar pensar así.
El día 13 de octubre de 2005 a las 19:57
Como bien dices es una anecdota psicologico-social, y es que a todos nos gusta que nos mimen….
El día 13 de octubre de 2005 a las 20:27
Ya le diré a mis jefes que nos traten con cariño, a ver qué opinan 😛
El día 13 de octubre de 2005 a las 22:14
Me parece que si les contáramos esta historia nos darían una patada a todos 😉
El día 17 de octubre de 2005 a las 23:18
Jo el que he pogut averiguar és que si treballes en alguna cosa que t’agrada rendeixes més que si ho fas de mala gana i tot i que hi ha gent que fa contractes escombreria també m’he trobat amb moltíssima gent que treballa de mala gana amb la qual cosa no tan sols el rendiment és irrisori sino que a més a més la satisfacció personal també brilla per la seva absència.
El día 18 de octubre de 2005 a las 10:27
Totalment d’acord, Voltaire-. Si treballes en alguna cosa que t’agrada et deixes la pell.
Salut!!