Dos tercios de Nobel
En cierta ocasión, estaba hablando un periodista con un recién laureado y feliz Premio Nobel de Física. No conozco los derroteros exactos por los que iría la conversación, pero el periodista parece que le quiso poner a prueba:
– Sí, usted tiene un Premio Nobel, pero John Bardeen tiene dos.
– ¡No! – respondió – ¡yo tengo uno! … el tiene dos tercios.
Aunque seguro que ya lo habréis adivinado, esta broma sólo se entiende si se sabe que quien hablaba había recibido el premio en solitario mientras que John Bardeen lo compartió las dos veces que lo recibió con otras dos personas. Un tercio la primera vez y un tercio la segunda. Pues bien, sobre el hombre que tiene dos tercios de Nobel os hablaré en nuestra historia de hoy.
Un jovencito llamado Edison
Los tiempos han cambiado. Sí, ya sé, es un tópico; pero no me refiero a un cambio en el modo de vida, cosa que es obvia, sino al tiempo que transcurre desde que se descubre un fenómeno hasta su aplicación técnica y/o comercial. Por ejemplo, desde que Newton enunciara en 1687 su Ley de la Gravitación Universal hasta que el hombre puso un satélite en órbita pasaron 270 años (desde los Principia hasta el Sputnik 1). Desde que James Clerk Maxwell culminara sus estudios sobre electromagnetismo hasta la radio de Guglielmo Marconi fueron poco más de 30; entre el conocimiento de la estructura del átomo hasta el primer reactor de fisión apenas pasaron 10 años; y desde la teoría de semiconductores al chip apenas unos meses. De la ciencia y su base teórica a la aplicación en diferentes inventos hay cada vez menos tiempo.