La venganza de la Tierra
Hoy es el día del Blog Action Day y debo hablaros de medio ambiente. Mi aportación es comentar el libro cuyo título es el del de este artículo.
Una interesante reflexión que hace José Manuel Sánchez Ron (catedrático de Historia de la Ciencia en la UAM, miembro de la Real Academia Española y del que me estoy haciendo admirador incondicional) en la introducción de este libro es: ¿cuándo se convirtió el medio ambiente en un problema del que capas amplias de la sociedad fueran conscientes?
Hoy es el día del Blog Action Day y debo hablaros de medio ambiente. Mi aportación es comentar el libro cuyo título es el del de este artículo.
Hace poco os comenté en el artículo Dios vs. Laplace que a pesar de que este último había sido el hombre que había puesto en orden los cielos, no fue tan destacable el resto de sus facetas. A veces me habéis preguntado si hay científicos moralmente no correctos. Aquí tenéis un ejemplo para, al menos, cuestionarlo. El artículo de hoy sirve para comentar el libro que tiene como título el del post pero aprovecharé para añadir algunas cosas más de particular de Napoleón (y que no salen en el libro).
Francis Crick fue uno de los tres científicos que se llevaron el Premio Nobel de medicina en 1962 por el descubrimiento de la estructura del ADN. Esa es la razón por la que leí este libro.
El 22 de marzo, en el New York Times se podía leer un artículo titulado: «Bióloga paga caro haber cuestionado un estudio». Dicho artículo hacía referencia a una becaria de biología llamada Margot O’Toole que había puesto en duda un trabajo salido del MIT y publicado en la revista Cell. Uno de los principales autores del artículo era un tal David Baltimore, rector de la Universidad Rockefeller, en Nueva York. Con él firmaba Thereza Imanishi-Kari, directora del pequeño laboratorio del MIT donde Margot O’Toole trabajaba merced a una beca anual.
He de decir que los comentarios que haga de los libros serán siempre muy personales. Un libro, al igual que una película y otras muchas situaciones en la vida, tiene mensajes diferentes para diferentes personas. El de hoy puede que sea el máximo exponente de ello. Se sale del ámbito de la ciencia pero, a modo de mala excusa, diré que está contada por un químico y la mentalidad y el raciocinio características del científico emergen muchas veces a lo largo de sus páginas.
Como Remo no me ha dejado otra salida y algunos de vosotros también me lo habéis hecho saber comentaré libros que vaya leyendo. Empezaré por uno de divulgación científica. Aparte de para orinar, el pene sirve para otra cosa (no me corrijáis, por favor, si en este aspecto estoy errado). Y de ese asunto, entre otros, habla este libro.
No hace mucho os contaba c mo había empezado todo el meneo del SIDA en diferentes lugares. En él citaba un libro llamado «El enemigo invisible». Ese libro explica además que hay un pequeño grupo de científicos muy vociferantes capitaneados por el retrovirólogo Peter Duesberg que afirma de forma categórica que el VIH no causa el SIDA.
Los comentarios del artículo «Hay un dragón en mi garaje» me hicieron recordar que hace tiempo que no recomiendo libros, así que de ellos hablaré en el post de hoy.
Este libro es increíble. Creía conocer todas las facetas de Carl Sagan pero las que muestra en este libro implican una sencillez en la personalidad, una inteligencia y una cultura impresionantes.