Selección sexual
Pocos animales hay en la Naturaleza más deslumbrantes que el macho del pavo real en plena exhibición, con su iridiscente cola verde y azul tachonada de ocelos. Esa cola exige una gran cantidad de energía biológica y es un clarísimo reclamo para llamar la atención de depredadores y dificultar el camuflaje del individuo. Esto parece violar todos los aspectos de la selección natural. Y no es el único ejemplo. Teníamos la asombrosa cornamenta del extinto alce irlandés (por otro lado, mal llamado, porque no era alce… ni tampoco era irlandés), que tenía tres metros y medio de envergadura. Algunos decían que se habían envuelto en una especie de carrera armamentística biológica para desarrollar cuernos más grandes hasta que el peso no les hubiera dejado levantar la cabeza. Si la Teoría de la Evolución era cierta, ¿cómo podían juzgarse esas características aparentemente desfavorables e incluso netamente contraproducentes en algunos organismos?